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Al iniciar una campaña de interpretación de datos geofísicos debemos ser conscientes de que estas etapas de los proyectos conllevan gran cantidad de horas de trabajo, las cuales empiezan antes de la carga de los datos en el software determinado. Estas primeras horas son dedicadas a tomar conocimiento de la geología regional y/o local, informarse acerca de los estilos estructurales involucrados, los esfuerzos, litologías, ambientes de depositación, edades geológicas, intrusiones, pulsos de migración de fluidos, entre muchos otros elementos, para tener un conocimiento a priori de cómo se comportarían los datos de acuerdo con el medio involucrado. 

Una vez los especialistas toman el conocimiento necesario del área de estudio, son capaces de tomar los datos e interpretarlos de manera de tener congruencia con el entorno geológico y cualquier alteración existente, bien sea de manera natural o por impacto humano. 

No obstante, más que hablar sobre interpretación de datos geofísicos es importante saber que toda observación tiene un límite de detalle bien sea vertical u horizontal, el cual desde el área técnica se le llama “resolución”. La resolución podría definirse en términos sencillos como el mínimo espesor o la mínima separación que puede ser identificada (resuelta) entre dos eventos discretos. 

Todo dato geofísico es dependiente de la resolución, es la barrera natural frente a determinadas condiciones de adquisición y procesamiento del dato, para la obtención de una imagen interpretable. Y no se limita a datos geofísicos, si no a cualquier observación técnico-científica. Un ejemplo sería la vista: si nos encontramos caminando de noche y vemos una luz acercarse frente a nosotros podríamos pensar que se trata de una moto; sin embargo, a medida que se acerca, nuestros ojos (por medio de un proceso de interferometría) son capaces de resolver el problema y determinar que no se trata de una moto si no de un auto, ya que el mismo ha llegado al punto mínimo en el cual nuestros ojos son capaces de diferenciar o discretizar ambas luces delanteras. 

¡Claro! En este ejemplo hablamos de un fenómeno óptico. No obstante, algunas leyes de la óptica aplican para otros campos, y entre esos la sísmica de reflexión, la cual no está exenta de depender de la resolución para conocer el mínimo detalle que se puede estimar. Por esto, una vez cargado el dato sísmico para su posterior interpretación, es necesario estimar este valor. 

Teóricamente, este valor está representado por un cuarto de la longitud de onda para la profundidad objetivo. En sísmica convencional petrolera, es común hablar de resoluciones de entre 10 a 30 metros (un sello efectivo tiene al menos 30 metros de espesor, lo que equivaldría apenas a un reflector). Cuando trasladamos esta información a sísmica de alta resolución como los casos de sísmica somera (ej. Marina o incluso en minería), se podrían determinar espesores desde decenas de centímetros a algunos metros, dependiendo de las condiciones de adquisición e instrumentos implementados. 

¿Qué implicaciones trae esto? 

En sísmica convencional es frecuente encontrar anomalías que pueden ser interesantes, pero que, si no se está al tanto de la resolución sísmica a esa profundidad determinada, se podría estar en presencia de un efecto de entonación y por ende un potencial punto de riesgo exploratorio. O, por otro lado, se puede ubicar un lead pero con sello que genera incertidumbre al estar probablemente en límite de resolución. 

¿Y qué pasa con la sísmica de alta resolución? ¿Usarla no disminuiría la incertidumbre? 

La respuesta es sí, pero con un alcance acotado en profundidad ya que el frente de ondas pierde energía con el paso del tiempo y la profundidad y, por lo tanto, decae la señal sísmica y su poder de resolver eventos cercanos. Sin embargo, es increíblemente poderosa para exploración y delineación somera, como es el caso de la industria minera, donde el detalle importa, donde una facies, anomalía o cuerpo que puede estar enmascarado en otros métodos geofísicos puede ser diferenciado con un diseño sísmico apropiado, donde cada fractura importa, ¡Donde cada mineralización aporta en nombre de la ley! ¡O que cante un tenor

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