Es una técnica de reconstrucción tomográfica a partir de datos eléctricos obtenidos en una cantidad variable por unidad de volumen (espacialmente), cuya resolución es función del alcance requerido (profundidad de investigación y detalle lateral).

Para la adquisición de datos se emplean geometrías no convencionales en los estudios de resistividades eléctricas con el objetivo de salvar las estructuras presentes en superficie (piscinas, tanques, pozos), con el objetivo de observar el área o volumen bajo las estructuras para identificar anomalías de resistividad que puedan ser vinculadas con filtraciones desde zonas superiores, determinando espacialmente su origen y alcance.

En este sentido, se trata de un estudio geofísico no destructivo con alcance en zonas de accesibilidad limitada, con el beneficio ulterior de certificar el aislamiento de una estructura.