Se trata de una técnica de exploración sísmica del subsuelo en pozos verticales o ligeramente inclinados, considerada como un método de alta resolución debido a que las fuentes sísmicas cercanas a la boca del pozo generalmente son de gran ancho de banda y el detalle requerido depende directamente del alcance del estudio, y no del espaciamiento de los sensores de vibración desplegados en el interior (geófonos o hidrófonos, según sea el caso).

Con este método se analiza la propagación de las ondas sísmicas generadas desde la fuente mediante los tiempos de viaje registrados en los sensores, obteniendo información de las velocidades de las capas o estratos geológicos involucrados y relaciones entre estos tiempos de viaje y la profundidad del pozo.

Los resultados pueden ser interpretados como un método único a través del registro procesado obteniendo una imagen de la estratigrafía en las cercanías al pozo, vinculada a la disposición de los estratos, sistema inmediato de fracturas, propiedades de roca, Facto Q, e incluso RQD. Adicionalmente, estos resultados pueden ser integrados con métodos sísmicos de superficie tanto de reflexión como de refracción para calibrar e incrementar el nivel de conocimiento del subsuelo.