La reflexión sísmica consiste en generar un tren de ondas sísmicas, mediante una fuente de energía apropiada (martillo, “pistola”, caída de peso, dinamita, etc.) y medir el tiempo que tarda en recorrer dichas ondas por su viaje en el subsuelo desde la fuente de energía pasando por el medio estratificado, hasta su llegada a una serie de sensores (geófonos) dispuestos en línea recta (perfil). Esta propagación de la onda se verá afectada cada vez que existan capas o interfaces en el subsuelo con suficiente contraste de impedancia acústica (velocidad*densidad) para reflejar parte de la energía transmitida.

La generación/transmisión de ondas sísmicas primarias lleva asociada otros tipos de ondas no deseadas, originadas por las condiciones de superficie, ruido aleatorio ambiental, reflexiones múltiples, entre otros, que se registran al mismo tiempo que las ondas sísmicas primarias, pero que las técnicas de hoy en día permiten atenuar considerablemente mediante un registro multicanal y un procesamiento de datos adecuado.

La esencia de la sísmica híbrida está en dimensionar y aprovechar la adquisición de la sísmica de reflexión para obtener las primeras llegadas (ondas directa y refractada críticamente) hasta una profundidad objetivo deseada, con un tendido sísmico que permite obtener ambos lados de la hipérbola de reflexión y, por ende, utilizar la técnica de disparo y contra-disparo de manera simultánea y a lo largo de todo el levantamiento para el posterior análisis de refracción.

De esta manera, durante la fase de procesamiento del dato sísmico, el escogimiento de los primeros arribos permite generar una Inversión Tomográfica de gran precisión y detalle en los primeros metros del subsuelo.

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